viernes, 18 de octubre de 2013

TARDE DE LLUVIA Y AVISOS EN SAN MARCOS

Enorme expectativa por un cartel que prometía en el papel. Al final el toro impuso sus designios y los toreros marcharon sin poder descifrarlos…

(Desde San Marcos, Ancash, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría, especial para Perú Toros)


No abordaremos el asunto de la informalidad en la fiesta de los toros, que es como decir más de lo mismo. El tema que nos ocupa versa sobre el cumplimiento de un compromiso específico, de asumir una responsabilidad y resolverla como varón. 

Cuando un torero o su representante firman una corrida es para matarla; en el papel se especifica la ganadería a lidiar, la participación o no de picadores y la presencia de asistencias médicas y otros detalles conexos al espectáculo. Se estampa la rúbrica, se cobra y el día de la corrida hay que descararse ante el negro, lidiarlo con mucho o poco arte y despacharlo tal la denominación de matador de toros que ostenta el profesional lidiador. Simple razonamiento que no admite dudas ni vacilaciones.

En San Marcos, distrito de la provincia ancashina de Huari, en el Callejón de Conchucos, el martes día 15 de octubre asistimos al segundo y último festejo en honor a la Virgen del Rosario, patrona de aquel acogedor pueblo de benigno clima conocido como El Paraíso de las Magnolias. 

Con toda la afición del mundo, los señores mayordomos contrataron la plaza portátil La Macarena y montaron una corrida con astados de ganaderías reconocidas como Roberto Puga, San Sebastián, del señor Robinson Ayala, y Moyococha, del ganadero cajamarquino Mario Andabak. 

A pesar que habían tres toros que superaban los 400 kilos, el cartel no anunciaba la presencia de varilargueros. Había que arrear y cuando saltó el 1° del señor Robinson Ayala, con cuajo de toro, Emilio Serna aquietó los tendidos lanceando rodillas en tierra. El bicho mostró celo y codicia pero después de un derrote quedó inutilizado de la extremidad posterior. El 5°, de don Roberto Puga, rodó por el albero durante casi toda la lidia y sólo en el último tramo el murciano pudo extraerle muletazos sueltos entre sombras. 

El matador de toros colombiano Juanito Ortiz, que debutaba en Perú y el día anterior había comparecido en Manizales cortando un trofeo, hizo un viaje relámpago pera llegar a San Marcos, donde no las tuvo consigo primero ante un pájaro de San Sebastián al que nadie fue capaz de pegarle un capotazo bueno. Los subalternos prácticamente se taparon y el toro quedó crudo, sin banderillar y amo de la plaza; y luego ante un complicado pupilo de Moyococha que se quedaba en las suertes pero carecía de maldad. Ambos fueron devueltos vivos en medio del desconcierto y la confusión de la gente… 

El buen aficionado y novillero limeño Luchito Herencia mató el gusanillo pero pasó la marimorena con el acero y también hubo de escuchar los tres recados. Empero, gustó por su entusiasmo y las maneras clásicas de expresarse delante de la cara del buen ejemplar de San Sebastián. 

Oficialmente la tarde cerró sin orejas pero en la mañana de hoy el mayordomo señor Efraín Amado Chávez nos confirmó que el trofeo de la corrida fue entregado en horas de la noche al matador de toros Emilio Serna, en virtud a su buena actuación y al hecho de ser el único espada que despachó a sus dos oponentes.


 Emilio Serna doblándose con este buen toro de Robinson Ayala. Lástima que se inutilizara de los traseros. 

 Y con el de Roberto Puga, lidiado entre sombras.

 Juanito Ortiz con este pájaro de Robinson Ayala. 

 Luchito Herencia. 

 Andy Guerrero clavando en la cara de este ejemplar de Moyococha. 

El Rata con lo garapuyos. Es de la nueva hornada de banderilleros nacionales.