lunes, 5 de enero de 2015

LA ESTAMPA VACÍA EN LA PRIMERA DE LOS 60 AÑOS DE LA FIESTA MANIZALEÑA

Roca Rey, con novillo vivo y sin cortar orejas, triunfador de una tarde manizaleña donde faltó la casta. 

(Guillermo Rodríguez - 05 Enero 2015)

Don Fernando Domecq , "Zalduendo", vendida a los mexicanos, me dijo un día que la importancia de una corrida se mide por los finales pues toro que no remate en alto al final de la faena no merece la pena.

Pues eso ocurrió con "Rincón Santo" al abrirse este lunes la feria de los 60 años, la de las número 1 con una novillada de preciosa estampa, sin tacha, bellos, con trapío, unos de caña corta, armados de pitones, con perchas de respeto "para colgar sombreros "vueltiaos" de los finos de Tushin, en Córdoba....Pero vació, huecos de casta, con muchos problemas, a menos, desencantaron, se abrigaron en tablas, iban cortando, perdieron fuelle. Eran merengues aparentemente apetitosos que se deshicieron en gotas de agua. Incoloros, desaboríos.

Pero no todo es oscuro en la corrida. Tres cuartos de entrada de la parroquia manizaleña, animosa, alegre, respetuosa, que protestó lo que creyó y aplaudió lo que entendió. Ah, y un gran torero, espigado, de nacionalidad peruana que se llama Roca Rey y que apunta para figura con una tauromaquia solvente, con un valor sereno, con una estética que le nace de las lisuras limeñas que cantó su paisana Chabuca. Tiene porte, mando y torería, variedad y sentido de la lidia, atesora esos encantos que ilusionan en una América que desde César Rincón no goza con un torero en la cumbre. Los novillos como el primero, se cruzaban, el segundo venia dormido pero no se sabía si iba al cuerpo o al engaño. Le tocaron tres avisos del segundo pero esa ovación al deshacer el paseillo le compensa la tristeza. Hay guardián en la heredad y "habemus torero". Es de Lima y se llama Roca Rey.