lunes, 6 de mayo de 2019

Lo que muchos no conocen en Lima acerca de la tauromaquia en el Perú

Gran afición taurina en Ayacucho. La feria será en agosto. El capitán de plaza y su comisión organizan todo solo por devoción.

(Pablo J. Gómez Debarbieri / Fotos: Juan Medrano Chavarría)

No solo los tendidos de la plaza de Coracora, también los cerros quedan copados por la gente que quiere ver las corridas.

Coracora, capital de la provincia de Parinacochas, en el sur departamento de Ayacucho, se ubica a 3.100 metros de altitud. Enclavada entre dos imponentes nevados, sus Apus, divinidades protectoras: al norte, el Pumahuiri (de 4.800 m) y al sur, el volcán Sarasara (5.500 m). Al sur, el inmenso lago de Parinacochas, de 75 kilómetros cuadrados, da nombre a la provincia; su denominación proviene de Mamacocha, diosa quechua de las aguas y de las parihuanas que viven allí, flamencos con alas rojas y pecho blanco que inspiraron a San Martín para crear la bandera del Perú.

Coracora, localidad milenaria, celebra cada año, en agosto, la festividad de su Virgen de las Nieves. Hay restos arqueológicos que prueban que allí vivieron antecesores de los quechuas 1.500 años antes de Cristo.

En esa ciudad andina, con tan antiguo origen, pero conformada por el mestizaje que forjó el Perú, la tauromaquia es parte integral de su tradición e historia. Lo más importante de la fiesta de la Virgen de las Nieves son sus corridas ¡con nueve toros cada tarde! Sincretismo religioso y tradicional.