jueves, 30 de enero de 2014

TRES TOREROS EXTRANJEROS EN EL ASCENDENTE PERÚ TAURINO

Emilio Serna e Israel Lancho (España) y Nuno Casquinha, portugués, cuentan por qué están tan a gusto toreando en el Perú. Ven un futuro aún mejor.

(Fuente: El Comercio - Pablo Javier Gómez Debarbieri)


Afición indesmayable. Impresionante plaza de Huari, Áncash, llena todas las tardes; cada año, Áncash inaugura más plazas que ninguna otra región.

Tres diestros que vienen haciendo una larga campaña en el Perú; dos españoles, Emilio Serna e Israel Lancho y un portugués, Nuno Casquinha, nos cuentan –tras tentar en Camponuevo_ por qué han dejado su país para recorrer nuestra agreste orografía y torear, lejos de su patria, muchas veces, por encima de los 3.500 metros de altitud. 

E.S. Mi experiencia en el Perú taurino es positiva; nos da un espacio, nos salva las temporadas y nos permite luchar por nuestra carrera.

— ¿Qué es lo que más les impresiona? 

E.S. Adaptarse, más que al tipo de festejos, a las tradiciones y costumbres de cada pueblo. Es de admirar la devoción y el empeño de los mayordomos de las fiestas patronales, que se esfuerzan al máximo para brindarles a sus pueblos la mejor corrida que pueden. He perdido la cuenta de cuántos pueblos conozco, pero creo que son más de 100 y en todos ellos me he encontrado con la misma devoción religiosa y enorme afición taurina. Vine por primera vez en el 2004; acababa de tomar la alternativa y toree 35 corridas. En el Perú, a los toreros extranjeros nos tratan con gran respeto y cariño. Este es el país en el que se inauguran más plazas de toros firmes, cada año. La afición que uno encuentra en los pueblos peruanos es muy apasionada.

I.L. Yo recién lo voy descubriendo, pero me llevo gratas sorpresas. En el 2012 solo toree siete corridas aquí, pero en el 2013 he logrado actuar en 30. Las corridas varían de un lugar a otro. Hay ferias en plazas de mucha categoría, frente a otras con tradiciones muy especiales, que deben respetarse, como dice Emilio. Me he adaptado; este año he indultado dos toros. Perú está creciendo taurinamente y mejorando constantemente; en poco tiempo, las figuras vendrán no solo a Acho, sino a plazas como Chota o Cutervo, que van anunciando carteles cada vez mejores. Yo me he quedado impresionado, por ejemplo, con Chalhuanca y con aquel cerro, con más 10,000 personas viendo la corrida, o con Chavín, que tiene una plaza de toros impresionante –para unas 12 o 15 mil personas–,que se llena todas las tardes. Por lo que he visto, el Perú taurino se irá formalizando y volviéndose cada vez mejor.

N.C. Yo llegué en el 2012, pensando torear 10 tardes y terminé toreando 25. En el 2013 he toreado 37. He ido de menos a más. Mis comienzos fueron complicados; nadie me conocía, pero poco a poco me fueron viendo y empecé a entender las tradiciones de los pueblos. Ahora me siento muy bien. Antes estuve en México y California (los inmigrantes portugueses organizan corridas allí) y no logré adaptarme. Pero aquí, ahora me siento como en casa. Me encanta la admiración y el respeto que el público demuestra. Es algo que uno rara vez percibe en Europa, donde un torero es uno más. Aquí te ven como un semidiós, como un héroe, tan solo por estar vestido de luces y haberles brindado una tarde lucida en su plaza. Para mí, eso es más grande que el dinero. Y hay plazas muy buenas, como la de Huari y otras, como Coracora, donde la multitud que ve la corrida desde los cerros, te impresiona; gente muy aficionada, que está desde el mediodía esperando que la corrida –de 12 toros_ empiece a las tres de la tarde.

— ¿Cómo encuentran al toro que lidian aquí?

N.C. Es diferente; el de allá es más exigente, más fuerte. Aquí hay algunas ganaderías que seleccionan, como esta, Camponuevo, pero hay muchos otros ganaderos que no lo hacen así. Allá, es necesario, desde el inicio de faena, mostrarle al toro quién manda; aquí, por el contrario, hay que dejar que tome confianza y se entregue y al final, ya se le puede ‘atacar’ (cruzarse e invadir los terrenos del toro para citarlo) sin que se raje. Pero _¡cuidado!_ las mejores faenas de mi carrera las he hecho aquí, a toros extraordinarios, con clase y nobleza notables, que me han permitido disfrutar toreándolos. 

E.S. Hay que diferenciar las ganaderías peruanas. Lo de Camponuevo, es una de las más bravas que hay en el Perú, comparable al toro español. Pero hay otras, que quizá no han llegado aún a seleccionar como es debido y son más suaves, con menos raza. 
—Israel predice que en 10 años lo taurino mejorará mucho más aún, pero Emilio lleva viniendo casi 10 años.

¿Cómo percibe el cambio en dicho período? 

E.S. En los últimos 10 años, Perú ha evolucionado en todo sentido; la economía ha mejorado y eso ha ayudado a que progrese lo taurino: los festejos se han formalizado y los pueblos exigen cada vez más un toro serio y bravo. Antes de una década, veremos un gran cambio en las corridas de toros en Perú. Año a año, se nota cómo mejora lo taurino.

—¿Repercute en lo profesional e internacionalmente lo que torean aquí? 

I.L. Alguno podrá venir a llevarse el dinero fácil, pero un profesional busca progresar. Hoy, con Internet, lo que se hace aquí, sí repercute. Cuando toreé en Chalhuanca, puse en Facebook una foto del cerro lleno de gente e inmediatamente, recibí casi 100 comentarios al respecto, mostrando admiración y asombro por semejante afición. 
Hoy, en España, algunos pretenden que uno toree por debajo de los honorarios mínimos y eso no lo acepto. Aquí estoy contento, desarrollando mi vocación y ganando dinero de forma honrada y seria. Salgo a torear y me olvido de dónde estoy; somos el toro y yo y me entrego por completo.