jueves, 12 de julio de 2018

Emociones imborrables, en un pueblo de Dios

Toros astifinos, sin picadores, ambulancias ni asistencias. Así se juegan la vida los toreros para ganarse el pan y engrandecer la fiesta en los pueblos recónditos; al contrario de las llamadas grandes ferias, donde hay que invertir mucho dinero para montar una feria mediocre y soportar la atrevida tozudez de los chalaos del toro… 

(Desde Querocoto, Chota, Cajamarca, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría)


Escarpada y salpicada de abismos insondables es la carretera que partiendo de las inmediaciones del antiquísimo distrito de Huambos, en Chota, nos lleva a Querocoto, fecunda tierra donde hace más de tres mil años floreció la cultura Pacopampa, una de las civilizaciones más antiguas del mundo.
Enrumbamos al pueblo de marras tras el arrastre del último toro en Lajas, para degustar las exquisiteces de aquel cartel que ofrecía “toreros modestos” y toros con fama de gayumbos. A las cuatro de la tarde del martes día 10 de julio la portátil del señor Agustín Díaz Ruiz “Ñato”, contratada para la ocasión e instalada en el parque Sanjuanpampa, hervía de gente y sus graderíos de madera crujían por el exceso de peso, temiéndose lo peor. 

El paseíllo, típico de pueblo, fue colorido y emotivo, con la banda de músicos abriendo plaza y engalanado además, por la bella reina del pueblo que lucía sombrero de palma de ala ancha, fondo de bayeta y blusa de brocado. Los toros traídos desde los campos de Salagual y Huacraruco estaban encajonados desde dos días atrás y saltaron con poca fuerza y doblándose en la arena. El del colombiano Moreno Muñoz, grande y basto, tuvo nobleza y cierta clase que el bogotano aprovechó para dibujar muletazos sobre ambas manos, mientras duró el fuelle del grandullón. El de Kuntur Alfaro, terciado pero movedizo, duró apenas lo justo para que el limeño se expresara con arte y sentimiento en algunos muletazos por el pitón derecho. El 3°, para el venezolano Fabio Castañeda, no tuvo un pase y hubo de cazarlo para envainarle la espada con tan buena suerte para el llanero que el animal dobló fulminado por el bajonazo. 

El miércoles día 11 de julio amaneció entoldado y con pronóstico de mal tiempo para la corrida. Hacia las tres de la tarde cayó fina lluvia y una hora después una garúa incesante. Así inició el paseíllo la misma terna abriendo plaza esta vez el joven Kuntur Alfaro, que lidió un colorao de Salagual que aunque estirándose para topar, tomó la muleta con claridad permitiendo disfrutar al torero con la mano derecha, adornándose toreramente con molinetes cadenciosos y de buen gusto. La estocada cayó delantera pero con tal contundencia que no hubo reparos para concederle las dos orejas del salagualeño. El 4° tuvo mala lidia y cuando el novillero tomó la muleta, su oponente sabía demasiado y optó por abreviar. 

Quien salió a por todas fue el bogotano Moreno Muñoz, que recibió al bonito jabonero que hizo 2° con una larga afarolada y capotazos puro pundonor y determinación, rematando la serie con una media de rodillas que encendió los ánimos en la platea. Tras las banderillas el animal sucumbió ante el arrojo del torero y buscó abrigarse en las tablas. Hubo de encelarlo para sacarlo de la querencia y robarle pases al hilo de las tablas. Rodillas en tierra, Muñoz logró algún muletazo templadísimo pero el animal cantó su mansedumbre y a mucha insistencia la resistencia fue in cresciendo, hasta que el torero despachó tras pinchar paseando también dos apéndices entre la algarabía de la gente. 

El 3°, para Castañeda, de Huacraruco, tuvo volumen, poder y pocos atisbos de toreabilidad. El torero no estuvo a gusto e hizo poco para justificarse. Sin embargo, cobró una buena estocada y finalmente premiado para salir en volandas con sus compañeros de terna.

 Hermosa dama querocotana...

 Y el paseíllo de la primera tarde, con mucho sabor a pueblo. Banda de músicos, camión de transporte de jabas y gente sobre la manga acondicionada para la salida de los toros...

 En el desfile de la segunda tarde, con el cielo entoldado, Kuntur Alfaro, en segundo plano, se encomienda a los santos de su devoción...

 Kuntur estuvo fino, refinado y con duende...

 Disfrutando en muchos pasajes de sus dos presentaciones...

 Triunfando y recibiendo el cariño de la gente.

 Moreno Muñoz fue otra de las gratas sorpresas para este cronista...

 Saliendo a por todas, derrochando afición desmedida y mucha verguenza torera...

 Se jugó la vida por muy poco, o por mucho...

 Su dignidad...

 Para triunfar y justificarse largamente.

 Fabio Castañeda no tuvo una buena feria...

 Pero supo mojarse la mano...

 Para pasear las peludas...

Y acompañar a sus compañeros y representante al final de la jornada.