martes, 28 de noviembre de 2017

SIN EL TORO, NO HAY FIESTA QUE VALGA

Cuando el último domingo el maestro de Béziers traspuso a hombros el umbral de la bicentenaria, muy pocos estaban convencidos de lo que vieron y del pírrico triunfo del francés. Y no lo disfrutaron porque -otra vez- el discreto trapío de los toros, más los dislates de la presidencia, le restaron categoría al espectáculo y a una corrida que ilusionó a los pagantes, pero que no fue lo que dijeron, ni mucho menos lo que anunciaron… 

(Juan Medrano Chavarría)


Una pena que la gente salga descontenta de Acho, largando de lo mala que estuvo la corrida, anunciada como del Puerto de San Lorenzo y finalmente reemplazada por la Ventana del Puerto, su hermana menor. Algunos ejemplares, véase el 2°, saltaron sin el trapío requerido para una plaza como Acho; y otros, como el 5°, disminuidos por alguna lesión, sin que el juez echara mano de los sobreros, armándose descomunales broncas que deslucieron el espectáculo.

Era el día soñado para el joven diestro venezolano Jesús Colombo, que tras su frustrado doctorado en Zaragoza por la terrible cornada de Valencia, se vio forzado a realizarlo en Acho, plaza señera de América. “Chicharro” fue el toro de la ceremonia, con el que estuvo fácil y variadísimo con el capote y las banderillas. El animal nunca se entregó pero por el pitón derecho tuvo cierta claridad y por allí el llanero estructuró faena en series monótonas con la mano derecha. El pitón izquierdo era casi impotable y cuando el torero persiste en torearlo por allí el animal declara su mansedumbre y va al abrigo de las tablas. Lo demás fue irrelevante y con el público en sopor saludó una ovación. El 6° tuvo mejor condición de salida. Se desplaza con vibración y con el capote Colombo se entrega desmayado. Tras el picotacito de Yaco clava dos pares de poder a poder y muleta por delante, recibe en los medios al bicho que se emplea en tres emotivos derechazos. Por ese lado lo toma mejor pero falta ritmo al toro y en algunos pases el torero no le encuentra el sitio. El otro pitón es más bonancible por mejor humillado, pero no hay nervio. Vuelve a derechas y se adorna con arrucinas y pases invertidos en redondo, en tanto el toro va cuesta abajo. En el epílogo hay luquesinas y tras descabellar escuchó palmas y también un recado.

A Castella no le perdonaron la mala traza del 2°, que aunque lucía rizos, era de feas hechuras, con el agravante de su paupérrima condición. Se vio forzado a abreviar ante la gran bronca que se armó. Al 4° le asusta el percal pero finalmente va pa’lante. Toma un puyazo trasero y le sobran arrestos en los quites por chicuelinas de mano baja del torero galo, que remata la serie con gracilidad sevillana. Enciende la pradera con sus clásicos cambiados por detrás en los medios, y lo derechazos con los que adosa son de increíble mando y sometimiento. El animal se mueve algo desbaratado y sin clase, pero la determinación, el temple y el poderío del torero medio disimulan los defectos del bicho. Manda él pero por el pitón izquierdo “Vicioso” protesta, no se emplea y luego rebrinca por el derecho. Se desluce la faena por algunos enganchones y el final no es el mejor para el galo, que va aliviado saliéndose de la suerte para cobrar una estocada de muy rápidos efectos, premiada largamente por el juez tras irracional petición de la masa. 

Pero el que cargó con el muerto fue el buen diestro jerezano Ginés Marín. Su primero se tapa de salida en el capote, pero tras su insustancial encuentro con el montado mete la cara con celo en los quites por gaoneras que el torero remata con una brionesa. De hecho, todo lo hace él con gran entusiasmo y depurado concepto. Pero el lastre es el toro, de pobre trapío y misérrimo fondo, que no transmite y pasa por pura inercia. El 5°, “Mitinero”, hizo honor a su nombre. Topa y derrota en el capote y al parecer saltó lesionado de la mano derecha. El público se enfada, hay bronca y Marín aligera la cosa pasaportando sin más.

A pesar del final feliz para Castella, muy enrarecido el ambiente en los corrillos de la plaza. Desilusión y frustración por el ganado español, que así como lo echan en Acho, -incluida la corrida que abrió la feria-, no justifica su importación. La empresa tiene que replantear el tema con miras a satisfacer la justa demanda del aficionado. O es que Acho es insoluble…? 


 Variedad, gracia y buen gusto con el capote exhibió Jesús Colombo...

 Además de excelentes facultades en el segundo tercio...

 Recibiendo la alternativa de manos del gran Sebastián Castella...

 Pena que el toro de la ceremonia acabó rajado y al 6° literalmente no lo pudo cuajar, quedando pendiente la asignatura.

 Castella no tuvo opciones ante el abroncado 2°, pero vislumbró el triunfo con el 4°...

 Regalando muletazos aislados de  gran poder y mando, pero sin cuajar...

 Fue largamente premiado con los dos apéndices del cornúpeta.

 Ginés Marín y su gran toreo de capote...

Que apenas se dejó medio ver con el 3°, que no dijo nada. El 5° fue duramente protestado.