lunes, 14 de enero de 2019

Entre Desafíos y Esperanzas - Feria de San Juan Bautista de Chota 2019

"La feria se organiza en vistas a los aficionados foráneos y se ha puesto menor atención a la gran mayoría de la población chotana..." 

(Por: Mons. Ricardo Coronado Arrascue)


Hemos empezado el nuevo año y con él se asoman ya los desafíos de nuestra esperada feria, con el añadido de que el 2019 marca el cincuentenario de la construcción de su plaza, “El Vizcaíno”, edificada por los entonces emprendedores aficionados de la “Villa de Todos los Santos”. Estas cinco décadas han dejado fama y, en general, buen nombre para la afición de esta plaza. No obstante mantenemos una mirada estática al pasado. Debemos repasar nuestro pasado con ojos avizores y mente proactiva. Con esta convicción, sin el intento de ser exhaustivo, deseo presentar lo siguiente. 

Tras los tres años consecutivos de presentar el “Festival Taurino” del 1º de Noviembre, quienes lo organizamos, constatamos con preocupación el declive muy notorio de la afición en el pueblo de Chota. Sí, aunque esto parezca un anuncio irreflexivo y fuera de la realidad, es una conclusión fruto de constatar varios aspectos y, además, muy realista. Muchos de los que han empezado a acudir a los festivales lo han hecho por razones distintas a la afición, un buen número acuden desde otras localidades, otros casi han ido a pesar de no haber ido nunca antes. ¿A qué se debe esta merma? En primer lugar, a que ha habido en las ediciones de la feria una gran preocupación por el lustre y la fama de los diestros contratados; pero los honorarios que perciben son altísimos. Honorarios imposibles de ser solventados por entradas al alcance de la gran mayoría de chotanos residentes en Chota. Su poder adquisitivo nos les ha permitido participar como podrían haber deseado. ¿Cómo un poblador promedio puede pagar cien soles entre las entradas de precio medio si, además de su cónyuge, desea llevar a tres hijos por tres días a la plaza? Se puede decir que hay entradas más baratas en las localidades menos preferentes. Sí, pero no es verdad para la mayor parte del aforo de la plaza. Lo cierto es que Chota paga tanto o más que las plazas de más notables del mundo a determinados diestros. Mucho más que otras de categoría parecida en donde las primeras figuras del mundo también se presentan, pero a precios mucho menos gravosos. ¿Latacunga, Cali, Manizales, por nombrar unas pocas, pagan lo mismo que Chota? No, mucho menos. 

La feria se organiza en vistas a los aficionados foráneos y se ha puesto menor atención a la gran mayoría de la población chotana. Como consecuencia los residentes en Chota ya no tienen como prioridad gastar en toros porque habiendo sido inaccesible se han desacostumbrado a ir y la fiesta taurina que esperaba con ansia cada año ha dado paso a una mera expectativa comercial. Probablemente ésta también se debilite con el paso del tiempo sin el incentivo que le dio origen. 

Pero hay algo más: hoy día incluso en nuestro pueblo ser antitaurino da un cierto aire sofisticado, quien se proclama antitaurino lo hace proyectando una imagen de moral y de ilustración superiores, ante lo cual, si el contendor desea aparecer como persona de bien y culto, no tendría otro remedio que conceder razón. Esta como toda falacia es difícil de descubrir y argüir si no se tiene un verdadero trajín dialéctico y una información suficiente. En muchos centros de formación en nuestro pueblo impera este síntoma decadencia de tal modo que un número creciente de “intelectuales” locales disuaden a muchos jóvenes a tener siquiera contacto con el mundo taurino. 

Otro escollo es romper la desnaturalizada dependencia de la fiesta de los toros con la política partidaria local. Este año -espero fervientemente equivocarme- veremos cómo una nueva administración municipal hace uso de la afición de los toros como si fuera un instrumento político. Pese a que se diga que la municipalidad no usa fondos ediles, aunque sí su poder y autoridad política haciendo de eso un monopolio; pese a que se diga que rendirán cuentas detalladas y rápidas, etc. Lo cierto es que la gestión de la feria se hace más que buscando la promoción de la fiesta y el fortalecimiento de la afición, como defectuoso plebiscito anual de la gestión de los nuevos detentadores del poder municipal. El municipio durante décadas viene siendo gestor, administrador y usufructuario de la feria. ¿Qué ocurrirá si un día tenemos un no aficionado o peor un antitaurino como alcalde? ¿Esta dependencia promueve la afición? ¿No se ha convertido la feria en un evento elitista y más alejado de su sustrato fundamental: el pueblo llano, las familias numerosas, etc.? Creo que es muy honesto plantearse estas preguntas fundamentales. 

Este triple ataque a la tauromaquia va haciendo mella. Dos de ellos son perpetrados, sin querer, por los mismos gestores de la fiesta. Si bien es cierto todos deseamos ver a los mejores diestros del escalafón mundial, también es cierto que el precio por hacerlo excluye a muchísimos. Se necesita un altísimo grado de capacidad de gestión para revertir estos males; pero quien esté animado por motivaciones políticas más que taurinas es difícil que tenga mejores resultados que los ya demostrados por los hechos del pasado. Pero esperemos que haya una comprensión a todo nivel para que este revés se corrija. 

¿Cómo responder al ataque externo antitaurino? Se debe, justamente alrededor de las fiestas, proponer conversatorios y debates en los medios de comunicación desde donde se informe de la verdad de la fiesta de los toros al mayor número de personas posible. Con pasividad nada se podrá conseguir. La ruina de las mejores obras se consigue con la bulla de unos pocos y con el silencio de las mayorías atacadas. 

Ojalá la gran mayoría de aficionados que aún viven su feria tomen conciencia de estos retos y todos respondamos con el criterio más edificante.