domingo, 11 de noviembre de 2018

Triunfo pírrico de Alvaro Lorenzo en Acho

Una buena corrida de El Olivar a la que había que descubrir y torear con cabeza y mucho aguante, con un magnífico 5°, encastado y bravo que se le fue con las orejas a Alfonso de Lima. Los españoles no justificaron su caché de toreros de grandes ferias y nuestro crédito nacional tampoco pudo salir de Acho en apoteosis. Sólo el indulto pudo abrirle la puerta grande al joven Álvaro Lorenzo, en una de las decisiones más grotescas de la historia de Acho. 

(Juan Medrano ChavarrÍa)


Bien presentada, redonda, policromática con sus bellas capas relucientes al sol, aunque justitos de cara, así saltaron los toros norteños al albero de Acho, a escribir su historia en pos de la grandeza. El ganadero se esmeró y los toros se movieron, pero faltó conjunción y el espectáculo no logró el esplendor porque a los toreros les faltó esa cuota de entrega y conocimiento indispensable para cuajar y emocionar. Se vio la mano del criador, que con personalidad y un concepto propio va por el camino correcto y en la senda que cuesta mucho vislumbrar a los ganaderos de bravo.
La del Olivar no fue una corrida con toros de carril, de esos que se arrancan claros y predecibles tras los engaños. Estos fueron toros bien hechos que no se comieron a nadie, con dificultades propias de su encastada naturaleza, a los que había que incitarlos con temple y firmeza, sin dejarse enganchar y a la distancia precisa para despertarles la codicia que llevaban dentro. 

Unos lo lograron parcialmente como ese buen torero llamado Emilio de Justo, un dije de torero rescatado del anaquel del olvido esta temporada y puesto en una vitrina de lujo como es Madrid, pero que en Acho no lo vio tan claro y a pesar de sus poderosos argumentos, no se enfundó el overol; o se lo puso y pronto lo desechó. Tres series con la derecha de toreo de alta cota, que emociona porque es ceñido y comprometido, fueron su único argumento antes de renunciar a la gloria de Acho. Cierto, el toro tenía poder y hasta guasa y se le recostaba por el pitón derecho. Pero había que perseverar y tras probarlo por el lado contrario, volver a derechas y llevarse otro susto, se fue a por la espada. 

El 4°, un bello albahío agarrado al suelo, tampoco tuvo claridad. Había que construirlo a pulso y potenciar sus virtudes. Lo intentó hasta encontrarle la distancia por el pitón derecho, con uno que otro muletazo disfrutándolo pues el toro no era de series largas. Por el izquierdo se desplazaba menos y al volver con la diestra le traga y aguanta pero el animal pierde el recorrido de las primeras series. El torero no está sobrado de paciencia. Corta por lo sano y marcha inédito. 

El que salta 2°, de nombre “Lanudo” y de resplandeciente lámina, no se emplea en el capote y sólo toma un puyacito sin recargar. Tras las banderillas saca codicia y aunque Álvaro no lo brinda, sabe que el toro trae carbón y se apunta con siete muletazos por abajo rematados con el forzado de pecho. Las series con la derecha valen porque lo lleva toreado, sin ceñirse ni embraguetarse pero acertando en el acople y en los muletazos que fluyen algunos con la mano muy baja. Se deja ver bien, clásico y mandón, mientras el toro va a más. Se pone al hilo por el izquierdo y el animal echa la cara arriba y las manos por delante, pero le aguanta la mecha. Lanudo tiene fondo, es enrazado y la gente lo percibe, emocionándose también. Retoma la derecha y pega dos redondos invertidos sin salero que la gente jalea. Y luquesinas sin aderezo en tanto insinúa el perdón para el animal mirando al usía. Éste, enérgico, le hace señas para que lo mate, pero un sector del público pide el perdón. Pasan unos segundos y el juez, negando su primigenia determinación, muestra el pañuelo naranja entre la bronca que empieza a armarse en los tendidos. El 6° se le paró pronto y tuvo que abreviar. 

El 1° de Alfonso de Lima le rebrinca el capote, no lo deja asentarse pero lo remata toreramente con el capote a una mano. Le pegan un picotazo e inicia por abajo intentando someter pero el toro no es claro y le engancha la muleta. Persiste y logra muletazos sin jaleo hasta que el animal se le va quedando. No hay acople ni ideas para encelarlo y el público lo silencia respetuosamente. Salta el 5°, “Belicoso”, incierto de salida pero cuando se entera remata con bravura y con la cepa el burladero cercano al toril. Lleva corto recorrido en el capote, tampoco pelea ni lo castigan en varas y los quites no resultan aseados, pero Alan Díaz lo descubre cuando le echa el percal por abajo y lo lleva largo. El torero se emociona y lo brinda con actitud a la afición de Lima, antes de hincarse y citar en los medios. Tiene toro y de triunfo grande. 

Las primeras series son enrabietadas pero de poca tersura. Acho estalla y suena la música. El toro se mueve con mucha casta y mete el morro apretando y exigiendo el carné al torero, que se esmera, se entrega también pero sin lograr la conjunción. El toro le topa la muleta y lo desarma. Es un animal encastado al que había que enganchar adelante y llevar toreado hasta muy atrás. A pesar de su voluntad, Foncho no lo entiende y se adorna con molinetes antes de cobrar una estocada delantera. Hay tímido pedido de un sector de la plaza que no cobra fuerza y se diluye. El toro es aplaudido en el arrastre y el torero da una vuelta al ruedo. 

Ficha. Domingo día 11 de noviembre de 2018. Reses de El Olivar, bien presentadas, de variado comportamiento y apenas castigadas en varas. Emilio de Justo (Azul Noche y Oro) Pinchazo hondo, cuatro descabellos, silencio. Estocada delantera y caída, palmas. Alfonso de Lima (Celeste y Oro) Estocada caída, silencio. Media estocada delantera y caída, vuelta al ruedo. Alvaro Lorenzo (Celeste y Oro) Dos orejas simbólicas. Pinchazo hondo, silencio. Por ser nuevos en Acho, confirmaron alternativa Emilio de Justo y Álvaro Lorenzo. Se desmonteraron y saludaron ovaciones los banderilleros Edward Jorge Valdéz “Ratita”, Alan Díaz y Dennis Castillo. 



 Emilio de Justo.._


 Alfonso de Lima.._


Y con el gran 5°. Obsérvese la buena clase que lleva.._

 Que brinda a su señor padre Alfonso Simpson Llosa.._

 Pues el toro fue una verdadera tromba.._

 Que embistió por abajo y con mucha calidad.._

 Haciendo el avión_

 Álvaro Lorenzo con el buen 3°.._

 Al que indultó en folclórica decisión del juez.._