lunes, 2 de julio de 2018

Ilusión en Laraos

Nuno y el joven Nicolás hicieron el toreo bueno y obsequiaron una inolvidable tarde de toros en Laraos, pueblo asentado en las alturas cordilleranas a 3,600 metros de altitud, en la provincia limeña de Huarochirí. Cuatro de cuatro embistieron y además del dominio y gran oficio del lusitano, y el buen concepto del prospecto trujillano, ambos estuvieron finísimos a la hora de la verdad, cortando ocho trofeos y saliendo en volandas en el ocaso de la tarde. 

(Desde Laraos, Huarochirí, Lima, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría)


Por el copioso valle de Santa Eulalia asciende la carretera que corona en las alturas de Laraos, antecedido, un par de kilómetros abajo, por el antiguo poblado de Carampoma y la impresionante hidroeléctrica de Huinco, que provee de energía eléctrica a la gran Lima. El paisaje es abrupto y cordillerano a través de dos horas de viaje por profundidades insondables, abismos y accidentes geográficos de gran fuerza telúrica, donde el poblador milenario, desafiando las inclemencias del tiempo, se asentó desde antiguo para fundar las comunidades altoandinas y sentar las bases de lo que fue aquel fenómeno denominado cultura peruana. 

Laraos está en la cumbre, a casi 4,000 metros de altitud, donde destaca el campanario de su antigua iglesia. El caserío es de ensueño: chacras, potreros y rediles tejidos en piedra. Su templo tiene centurias y el cura llega sólo para las fechas especiales. Por estos días se celebra a San Pedro y antes del mediodía, la misa antecede a la procesión del patrono, que recorre entre cánticos el perímetro de la plaza principal encabezada por el señor mayordomo. Hay pocos vivientes, pero alrededor de las dos de la tarde llega mucha gente de los poblados de Carampoma, Huanza, Callahuanca… y de la vecina provincia de Canta, atraídos por la corrida de toros que obsequiará el mayordomo con ejemplares de pura casta, en una plaza portátil traída desde Lima. 

Rápidamente los graderíos están casi al tope. Un montado elegantemente ataviado funge de alguacil y hace el despeje. El paseíllo es vistoso, al son de un pasodoble interpretado por la banda de músicos de Sunicancha. De azul rey va Nuno Casquinha y de azul celeste el joven Nicolás Vásquez. El 1° salta bien presentado y arremete al capote de Nuno que lo recibe por verónicas, lo banderillea con facultades, el puyazo es de trámite y en la muleta va más claro por el pitón derecho, por donde fluyen derechazos de mucho mando. Por el otro pitón le cuesta mucho al bicho y tras igualar, la estocada cae entera y en buen sitio y las orejas también. El 4°, con el hierro de La Viña, se mueve más y tiene mejor condición desde el capote. Quita por tafalleras que intercala con gaoneras en los medios. Brinda a su alternante y hace faena intensa sobre todo con la mano de la verdad. Qué muletazos, largos, trazadísimos y de mano bajísima, con la muleta bajo la sepa y llevándolo muy toreado. El bicho tiene clase y soporta el trasteo yéndose a más. Hay dos muletazos citando por detrás y con el trazo en redondo, antes de envainar la espada hasta la bola y cobrar otras dos orejas rotundas. 

El novillero Nicolás Vásquez, que tiene el concepto y las ideas claras, pecha con un castaño que lo piensa y se arranca y sorprende. Entonces el temple lo pone él, lo aguanta y de a pocos lo mete en la muleta. Está aseado y tiene escuela, por eso tras tres muletazos, se cambia la muleta por detrás y fuerza el de pecho, como mandan los cánones. Adosa con molinetes y corona la faena con una estocada traserilla pero eficaz que le valen las dos orejas del cumplidor. Su 2° es más toreable y lleva mejor recorrido. Asienta las zapatillas, se abre de capa, echa los vuelos y dibuja una buena verónica. De allí para adelante sorprende la concepción de su toreo, que tiene valía por la forma de encarar y por la largura y profundidad de sus muletazos con la mano derecha, pues torea, manda y no se alivia recortando los viajes. Estructura faena maciza, de cabo a rabo, aunque el castigo hace retozar a su joven oponente. Abrocha con manoletinas y al segundo intento hunde el estoque por delante de la cruz cobrando otros dos trofeos que pasea entre la admiración del público. Buena tarde para el joven torero, que seguro nunca olvidará porque lo disfrutó, en un pueblo del Perú profundo, toreando a gusto y matándolos mejor. 

Ficha. Viernes día 29 de junio, Día de San Pedro. Corrida Mixta con picadores. Tarde soleada, plaza llena. Reses de El Olivar, Paiján y La Viña, del señor Aníbal Vásquez Nacarino, desiguales de presentación y buen juego. Nuno Casquinha (Azul Rey y Oro) Estocada entera, dos orejas. Estocada delantera, dos orejas. Nicolás Vásquez (Azul Celeste y Oro) Estocada traserilla, dos orejas. Pinchazo y estocada delantera, dos orejas.


 Antes del mediodía, los mayordomos presiden la procesión de la venerada imagen del patrón San Pedro...

 Y pasadas las tres de la tarde, el paseíllo. Nuno Casquinha y el novillero Nicolás Vásquez encabezan el colorido desfile.

 El 1° de Nuno arrea pero más que eso, arrolla...

 Y por el pitón izquierdo no se embarca...

 En cambio por el derecho va más claro y templado...

 El 4°, con el hierro de La Viña, sale codicioso y se come el capote del portugués, que se desbroza toreramente con el percal...

 Mostrando clase y repetición...

 Para gustarse, disfrutar...

 Y someter, con muletazos largos, profundos y de mano baja...

 Y echándose a matar como un desesperado, llevándose un varetazo en el muslo izquierdo...

 Y desde luego, las dos orejas de su contrincante,  sumadas a las dos de su primer toro.

 Nicolás Vásquez es otro de los nuevos valores de la torería nacional...

 Que lucha por hacerse un sitio. Aquí los vemos con su 1°, que tardea, sorprende y no tiene mucha bondad...

 Como el 3°, que tiene nobleza y toma los vuelos más templado...

 Iniciando en los medios el torero con valor y determinación...

 Y muletazos de mando y exquisito gusto...

 Algunos relajado y muy despacio...

 Saldando su actuación con doble triunfo este  joven que torea con personalidad y sueña convertirse en alguien importante en el planeta de los toros...

 Saliendo a hombros de la plaza junto a Nuno Casquinha.