miércoles, 9 de mayo de 2018

EL SHILICO SE REINVENTA EN COTAHUASI

Cuajó naturales de gran empaque a un buen ejemplar de Condorsenja en la corrida extraordinaria celebrada en conmemoración a la fundación de este distrito arequipeño, engastado en un hermoso valle a inmediaciones del cañón más profundo del mundo. Buena tarde de toros donde Nuno Casquinha también estuvo superior ante un repetidor pupilo de San Simón; y Edgar Antonio con mejor actitud ante un potable toraco del mismo hierro… 

(Juan Medrano Chavarría) 


El Perú es hermoso y vibrante por donde se le mire. Exuberantes paisajes; ríos, quebradas, nevados y valles profundos de insondable fuerza telúrica, conmueven el alma del viajero. Entre aquella amalgama de matices florecen los cosos con sus formas circulares y concéntricas, con el toro y torero en mágica simbiosis coronando la tradición festiva de nuestros pueblos. 

Cotahuasi, ciudad capital de la provincia de La Unión ubicada a 2,700 metros de altitud, en el sureño departamento de Arequipa, celebró el 193° aniversario de su ascensión a pueblo con una corrida de toros a plaza llena. Si bien incruenta -cual la tradición de muchos pueblos del sur-, el festejo resultó de inmejorable calidad por las buenas prestaciones del ganado lidiado: Tres ejemplares de la ganadería local Condorsenja, 1°, 2° y 3°, este último de gran juego; y tres del hierro limeño de San Simón, bien presentados con alguno extremadamente basto - véase el 5°- de mejor juego, con dos ejemplares -4° y 6°-de buena nota en la muleta. 

El abre plaza de Condorsenja no se embebe en el capote y cuando Nuno logra centrarlo adolece de fuerzas y los muletazos se deslucen por los arreones en falso del animal. El 4° tiene hechuras y no falla. Se mueve con codicia y va mejor por el pitón derecho. El lusitano se centra con él y logra muletazos de mucho mando por el mejor perfil del bicho. Se explaya con redondos y adosa con luquesinas muy celebradas por el público. El premio es una vuelta al ruedo que el rubio torero disfruta entre el calor de la gente. 

El venezolano Edgar Antonio topa con otro renuente del hierro local, que mira mucho las tablas y se encela con la valla. El moreno intenta romper la querencia pero el bicho voltea en contrario y entre intento e intento se desvanecen las ganas de los contendientes. El 5° es un toraco badanudo con mucha barba, pasadito de hierbas pero sin malicia. Arrolla en principio pero pronto se atempera y avizora posibilidades. Edgar lo aguanta y muletea con la mano derecha. Pasa el grandullón a su aire y luego se adorna con molinetes de mucho efecto. Le pone actitud y el público lo reconoce. 

Pero el que anduvo en estado de gracia fue Anderson Rodríguez, que se anuncia en la torería como El Shilico, maduro novillero de Celendín que de tanto rodar por los pueblos y de querer ser, ha imprimido calidad a su toreo, con unas gotas de atrevimiento, empaque y quietud para mandar él sobre el toro, aunque queda pendiente lo del sitio y la ligazón para completar la obra. Fácil con el capote ante el 3°. Su toreo a la verónica fue simple pero rozó lo profundo. Torerísimos y largos aquellos doblones con que somete por bajo al bicho, llevándolo toreado y rompiendo a fuego lento después en los medios, con un pequeño hato de naturales que fueron como un suspiro. Cierto que faltó coronar la obra, pero de seguro el tiempo pondrá su cuota. Con el buen 6° de San Simón también hubo cante, echó pa’lante y mandó sobre el animal. Y si algo deslució su quehacer, fue lo avanzado de la hora y las sombras que obnubilaron el buen hacer de este torero, que nos regaló imágenes de gran calado artístico en aquella inolvidable tarde de toros en Cotahuasi

Ficha. Sábado día 5 de mayo de 2018. Festejo mixto incruento. Se banderillearon y lidiaron de capa y muleta seis ejemplares de Condorsenja y San Simón, bien presentados y de buen juego. Hicieron el paseíllo Nuno Casquinha, de Verde Botella y Oro, Edgar Antonio, de Sangre de Toro y Oro, y el novillero Anderson Rodríguez “El Shilico”, de Sangre de Toro. A coso lleno, el festejo inició a las 15:45 y en el preámbulo desfilaron caballos de paso y danzantes de marinera. 


 Impresionante vista desde las alturas, de  la ciudad de Cotahuasi y su gran cañón, el más profundo del mundo...

 Nuno abrió plaza pero no tuvo tela.  En cambio el 4°, de San Simón, se prodigó con buenas embestidas...

 Con un pitón derecho por donde iba largo y humillado...

 Disfrutando el portugués...

 Y muy arropado en la vuelta al ruedo con que el público reconoció su labor.

 El de Condorsenja tuvo atisbos de toreabilidad en el capote del venezolano Edgar Antonio...

 Pero se fue para las tablas y cuando le salió este zambombo de San Simón, que aunque bruto se dejó torear, tuvo que aguantarle.

 Pero el aldabonazo lo dio El Shilico ante el 3°, sujetando de salida con el capote con torería...

 Pergeñando derechazos sin enmendar terrenos, quieto...

 Corriendo la mano con gusto, pasmo...

Y una solvencia hasta entonces desconocida en el diestro cajamarquino.