martes, 9 de febrero de 2016

RAFAEL ORELLANA, GRANDE EN ESPINAR

En tarde lluviosa, con bajas temperaturas y a casi cuatro mil metros de altitud, el diestro venezolano, máxima figura de su país, triunfó con un ejemplar de San Pedro en faena de conocimiento y entrega. Alfonso de Lima también tocó pelo y el rejoneador Callejón dio una vuelta al ruedo. La corrida fue generosa con los de a pie y sólo el caballero tuvo que porfiar para llevarse los toros a la grupa.

(Desde Espinar, Cusco, textos y fotos de Juan Medrano Chavarría, especial para Perú Toros y revista Fiesta Brava)


Visitar Cusco siempre es una gratísima experiencia. Reencontrarnos con nuestro grandioso pasado llama a reflexión. Si antes fuimos uno de los siete focos culturales de la humanidad, con aportes tangibles que hasta hoy asombran…Qué pasó después. Porqué hoy apenas somos una nación degradada y sin identidad, con ingentes recursos naturales que otros se llevan…?

Estos y otros pensamientos afloraban mientras observaba las punas y sus humildes pastores en el trayecto de Sicuani a Espinar, pasando por el gran pueblo de Langui, donde Túpac Amaru II fue apresado tras la asonada insurreccionista contra el yugo español a finales del siglo XVIII. Doscientos cincuenta años después pocas cosas han cambiado; los pastores pastan a la intemperie cabezas de ganado mal alimentado, protegiéndose de la lluvia con trozos de plástico, y suben a los transportes ofreciendo en quechua choclo con tajadas de queso. Economía de subsistencia, en tanto muy cerca de aquellas soledades las máquinas de la gran minería extraen el metal cobijado desde siempre en las entrañas de los cerros que vieron crecer a sus ancestros.

En la nación de los K’anas la temperatura es muy baja y es preciso un buen abrigo. Sus calles son empinadas y la plaza de toros construida en 2010 dista poco más de un kilómetro del parque principal de la ciudad. Es febrero y un devoto de la Virgen de la Candelaria dará un festejo histórico. Por primera vez en la plaza Versalles –nombre del palacio francés del mismo nombre-, se dará una corrida completa con toros de casta, terna de coletas y un caballero en plaza.

Mientras allá arriba ondea la bandera del Tahuantinsuyo, el alferado y su séquito saludan al público que medio desconfiado aplaude en los graderíos. Se challa a la tierra y un curioso alguacilillo despeja a pie la plaza antes de entregar la llave al torilero. Aparecen en el umbral del tercio Callejón, a lomos de Sangao, Alfonso de Lima y el llanero Rafael Orellana.

El 1° lleva el hierro del Rosario, de la familia Simpson, va bien con el de a pie pero indiferente a los amagos del caballero. Hay que esperarlo, o buscarle la distancia para encelarlo. Tras algunas evoluciones el animal se calienta, va y el torero se luce en banderillas, especialmente con las cortas; empero el entusiasmo se desvanece tras pinchar…Espera con ilusión al 4°, pero este no da batalla y hay que insistir en demasía para arrancarle alguna embestida. Las farpas y demás son a puro cojones y tras descabellar a pie el público regala al torero una vuelta al ruedo.

A pesar de su juventud, Rafael Orellana es un viejo conocido de la afición peruana. Años atrás pasaba la marimorena por los pueblos tratando de cogerle el aire a los toros. Y tras el proceso de rigor, vaya que lo ha logrado. Ha madurado como torero -pues lo conocemos muy poco-, espera con inteligencia a los toros, observa su mirada para descifrar, y dándoles lidia sabia los hace romper. El 2°, rapidísimo de pies, le dio poca tela y tras rajarse cumplió. El 5° un animal para construir, buscándole el lado bueno, que de hecho lo tenía. Tienta el terreno y las distancias y de a pocos y con despaciosidad lo va embarcando en su delicada muleta. Los naturales llevan mando y el bicho obedece porque van templados y en redondo, de esos que quiebran la voluntad de cualquier geniudo. Entra derecho y aunque el fierro cae delanterito, el juez no duda en mostrar los dos pañuelos. 

Mucha destreza de Alfonso de Lima con el capote. Observa progresos y ahora los lleva toreados hasta el final. Los lances al 3° fueron vistosísimos y el remate a una mano, proverbial. El tranco del castaño ilusionó al limeño, se hinca en los medios y los muletazos, aunque abiertos, emocionan a la gente. Fluyen derechazos, el torero disfruta relajado y se echa a matar de verdad. Eran las dos pero sólo pasea una porque el animal demoró en doblar. El 6° fue el más bonito y hecho de la corrida. Otra vez los lances tienen gusto y son templadísimos. Viene el aguacero y merman las facultades de toro y torero; éste insiste por el triunfo pero se resigna tras pinchar.

Ficha. Miércoles día 3 de febrero de 2016. Tarde nublada y lluviosa. Reses de San Pedro 2°, 3°, 5° y 6°; 1° y 4° del Rosario, disímiles de presentación y juego. José Miguel Callejón, Tres pinchazos, rejón caído, palmas. Rejón caído, descabello, vuelta al ruedo. Rafael Orellana (Concha y Vino en Azabache) Dos pinchazos, estocada delantera y caída, palmas. Estocada delantera, dos orejas. Alfonso de Lima (Espuma de Mar y Oro) Estocada entera y delanterilla, oreja tras aviso. Dos pinchazos y estocada entera, palmas. 


 La ciudad de Espinar es jurisdicción del Cusco, pero sus costumbres son muy altiplánicas. En la vista, una de las alferadas Challando a la tierra, antes de la corrida... 

 Y he aquí el paseíllo, con Alfonso de Lima y Rafael Orellana a la cabeza de las cuadrillas.

 El 1° de Callejón acometió sin clase pero el caballero pudo lucirse especialmente con las banderillas...

 Pero el 3° no soltó prenda...

 Y tardando menos en despacharlo, dio una vuelta al ruedo.

 Alfonso de Lima toreando de capote a este ejemplar de San Pedro...

 Que sorprende al piquero y lo descabalga...

 El novillo se arrancaba de largo y Foncho hizo su toreo...

 No tanto al pie del librillo, digamos, pero gustándose y disfrutando...

 Y echándose a matar con toda su humanidad...

 Paseó una oreja algo contrariado, pues debieron ser dos trofeos, si su tercero no hubiera marrado reiteradamente con la puntilla.

 Y este torero se llama Rafael Orellana, de Tóvar,  Venezuela, el de más cartel en su país...

 Que ha logrado la madurez...

 Con sabiduría, temple y mucho aguante...

 Logró cuajar y triunfar con el 5°...

Llevándose el trofeo de la corrida, entregado por el alferado, señor Raúl Choquepuma Umasi.