martes, 4 de diciembre de 2012

TARDE PARA EL OLVIDO

Una impresentable corrida del señor Roberto Puga, restó brillo al cartel más esperado de la feria nazarena. ¿Cómo es posible que la autoridad, que representa los intereses de los aficionados, haya aprobado una corrida sin el trapío que corresponde a una plaza de primera categoría como la de Acho..? Enrique Ponce obtuvo un pírrico triunfo que pasó inadvertido por la gran bronca contra el ganadero que se armó en la plaza… 

(Texto y fotos: Juan Medrano Ch. Especial para Perú Toros y revista Fiesta Brava)


Pero le puede a todo; somete y hace embestir a los remisos, como el de la foto...

La corrida más esperada por la afición americana, supo a decepción. Al promediar las tres de la tarde del domingo día 2 de diciembre, los tendidos de Acho rebozaban de aficionados, ávidos de emociones y de toros. La pizarra de la Municipalidad del Rímac anunciaba los seis toros que saltarían a la arena, más los sobreros, con pelos, pintas y peso. Ninguno de ellos, rezaba la reseña, tenía menos de 460 kilos… 

Tras el tradicional saludo de la terna a la afición de Lima, salta Invicto, castaño bociblanco que rápidamente es abroncado y devuelto a corrales por su falta de trapío. Echan al sobrero, uno de La Ahumada que resultó noblote y de embestida muy irregular, de esos que gustan al maestro porque no incomodan, y proclive para su toreo de gran nivel estético pero también de mucha ventaja. El toro va dos veces al caballo y el brindis es para el escritor Mario Vargas Llosa. Ponce se dobla con torería y el trasteo con la izquierda es de veras proverbial por la plasticidad y elegancia de sus movimientos, ante un toro que nunca se acabó de entregar pero arreaba muy a su aire. La estocada va delantera y caída pero al maestro Acho le perdona todo y pasea una oreja entre ovaciones. Ante el 4°, Bodeguero, único de la corrida de don Roberto que pasó el rasero y saltó decente en hechuras pero manseó en varas, el valenciano volvió a solazarse tras comprender que la embestida del bicho era muy predecible. El tema fue con la derecha y pronto brotó el recital que volvió a sumir en embeleso a la legión de poncistas que abarrotaban Acho. Poco importó que anduviera casi siempre fuera de cacho y con el medio muletazo por delante, y menos que pinchara antes de pasaportar. La oreja cayó y los claveles perfumaron de triunfo la sombría tarde. 

El Juli vio cómo devolvían a Puntero, un colorao de Montegrande abroncado por chico y anovillado, y le montaban a Aventurero, un toro de verdad, jabonero y armado, de San Esteban de Ovejas. Tras la vara el cornúpeta amagó rajarse pero luego se definió para adelante, sin entrega, rebañando y descompuesto. Tras tantear la embestida el madrileño se puso a torear , mandando y sometiendo, sin la estética que gusta a Lima, pero con el poder que es cimiento verdadero del toreo. La faena al 5°, otro impresentable y apocado que rodaba por la arena, fue de aliño; hubo de abreviar por la bronca del público contra el animal. 

Pena lo de Manzanares, que apenas pudo desbrozarse. Su lote fue pitado y de las pocas cosas buenas, quedan los muletazos con que cerró la faena al 3°. Los de sol esperaron a don Roberto Puga para espetarlo, pero el ganadero abandonó el callejón por la enfermería; es decir, por la puerta falsa. Y esa no es la puerta por donde un ganadero de respeto debe salir de la plaza. La empresa debería pensarlo para el próximo año, atender el clamor de la gente y prescindir de esta ganadería. Así, el ganadero podría reinventarse y volver en dignidad a Acho. 

En tarde soleada y con la plaza rayando en lleno, se corrieron astados de Roberto Puga y Montegrande, chicos, anovillados, desrazados y faltos de fuerzas, 1° y 2° bis. Y dos toros sobreros de La Ahumada y San Esteban de Ovejas, bien presentados y de buen juego.

Enrique Ponce (Salmón y oro) Estocada delantera y caída, oreja. Pinchazo, media estocada tendida y desprendida, oreja tras un aviso. 

Julián López El Juli (Azul noche y oro) Tres cuartos de estocada trasera, saludos. Estocada trasera y descabello, silencio. 

José María Manzanares (Morado y oro) Dos pinchazos y estocada delantera, saludos tras un aviso. Estocada entera, delantera y desprendida, silencio. 


Hay que cuidar el prestigio de Acho. Animales como los de la foto no deben lidiar en corridas de toros...


Este sí que es un toro, y sobrero... 


Brindis del maestro Enrique Ponce al escritor Mario Vargas Llosa. 

La proverbial maestría del maestro de Chivas... 

Que gusta mucho a la afición de Lima...

Y que perdona todo al valenciano. 

El Juli no nació concebido para pinceles... 

Pero le puede a todo; somete y hace embestir a los remisos, como el de la foto...

Y mata con el ya famoso julipie. 

El perfume de Manzanares...

Que no le alcanzó para triunfar en Acho. 

La descolorida tarde cerró con el maestro Ponce a hombros. Un pálido triunfo que emocionó a muy pocos.