miércoles, 18 de julio de 2012

EL GRAN TORO DE LIDIA

"Que el GRAN TORO DE LIDIA, no es un animal para ser martillado vulgarmente en un matadero de reses, él merita encontrar la gloria muriendo en su fiero encuentro con la espada, bajo una limpia estocada donde EL MATADOR también se juega la vida.

(Desde Medellín, Colombia, Ángela María Mejía Vallejo)

No merece el Rey y Soberano de la Tauromaquia, los miedos dantescos de los corrales de sacrificio, porque ha nacido para el combate y su esencia está en embestir hasta la muerte o el magno indulto ganado con toda su majestad.

Desconocer los ardimientos de su sangre, es como ponerle traje de pope a un general.

La ignorancia que todo pareciera poderlo, quiere convertir a la Grán Tauromaquia en un sainete de salón, sin fiereza, sin lucha, sin riesgo, sin combate, sin valentía; guata de tigres de papel, porque no resiste los tigres de verdad...


De las pasiones, la ignorancia sabe poco y pareciera querer arruinar las pocas que quedan en la expresión de los pueblos: una de las más altas quizá “La Tauromaquia”, ella, por el Arte y para el Arte.


El talento, trae críticos; el Genio en el Artista, no tiene sino adversarios; ¿recordáis aquellas tempestades de cólera que el teatro romántico de Hugo, despertó en 1830? - ¿no os perece ver aún prendido a las piernas del Coloso, a ese Cuasimodo de la Envidia, a ese mismo de la mediocridad, que era Sainte-Beuve, empeñado en estorbar con sus brazos la marcha victoriosa del León?. Nada iguala al horror que por la grandeza, sienten las multitudes, y, los espíritus inconsolables de todos los fracasados que las guían; ¿quién iguala a aquel creador de Belleza y Arte en los ruedos de soles y sombras, Evocador del Alma Antigua, aquel SUPREMO EXALTADOR de una magna danza entre la Vida y la Muerte bajo un velo de Arte, cada uno de cuyos gestos de Sentimiento es un ritmo de Meditación y de Armonía, y, cada una de cuyas sensaciones, llenas de la inmensurable y profunda significación de los grandes Símbolos, y, palpitante de las cosas inexpresables e irrevelables del Espíritu, pasa por esa edad rencorosa y estéril, como el último soplo de la grandeza antigua, trayendo intactos y frescos hasta nosotros, las innumerables palpitaciones del alma helénica, llena de la extraordinaria sublimidad de sus creaciones? ¿quién iguala al Magnífico, al SUPREMO ARTÍFICE EN TORERO, al Poeta de los ruedos con sus drapeados y lienzos danzantes?. Del Genio, del Artista, no se cuentan las victorias, sino los fracasos. Genio que triunfa, es Genio que muere…Mas la historia llega con su justicia y toda su verdad a resucitarle un día por ella bien señalado.


La Tauromaquia, además de traer millones de maravillas, es una pasión, y, de las pasiones la ignorancia ya lo ha demostrado saber poco repito.


Un legado de siglos puede desaparecer, pero tras de él, desaparecerán los pueblos que no fueron capaces de mantenerle vivo.


Que una España sin Tauromaquia, es una España vencida; sería como un cristiano sin cruz; no merecería más sus vinos.


Tras la pedida fuerza, se extinguiría el taconeo de los corazones toreros, detrás llorarán mudas las seguidillas, las sevillanas, los tangos, las colombianas y las tarantas; muertos estarán los brillos de los alamares, cerrados los abanicos y las mantillas, silenciados los pasodobles, archivados los capotes y muletas históricas, en el monte viviendo sus fríos los caballos pegasos toreros, minimizada y aplastada su afición, España será NADA, porque habrá perdido parte de su tuétano y habrá herido para siempre la identidad que la ha hecho ÚNICA ante el orbe.


La vida, en términos históricos, reclama de España la Grán Tauromaquia. Ella que es levantisca, quedaría convertida en una criatura de sainete sin La Tauromaquia amada.


Los pueblos taurinos, fuera de la geografía española que a ella se han adherido, amándola sin medida ni reserva, sin olvidar que es un clavel reventón nacido en la Madre Patria o en una tierra cargada de Arte de toda magnificencia, no van a permitirlo: que somos los aficionados cósmicos, universales y sin ataduras, sin alambradas, somos familia universal, por ello va este grito desde Medellín – Colombia, mi tierra, que de toros ya trae Historia para los anales de la Historia misma”


Ángela María Mejía Vallejo.